Heinz Baumann, Serie: Partes del cuerpo.
Llevar un bitácora de viaje, al mismo tiempo que sucede el taller es una experiencia dramática y escabrosa. Significa acercarse al abismo, asomarse y caer. O tirarse en la piscina, sin flotador, sin saber nadar y sin guardianes de la bahía. He tratado de imaginarme a los periodistas que aplicaron a este taller y no fueron seleccionados. En la gente que escribió la autobiografía, envió la certificación laboral y un ejemplo de crónica y luego cruzó los dedos. A veces hay que cruzar las piernas también. Lo que se vive y se dice acá es único e irrepetible. Y mi tarea consiste en acumular y recoger la información del tallerista, el escritor español, Rafael Argullol y de los compañeros de Brasil, Argentina, México, El Salvador, Perú, Venezuela y Colombia.
Creo que al maestro Argullol dedicaré un capítulo entero más adelante. Es un hombre alto, con manos finas y delgadas. Tiene el don de la palabra. Y demostró especial interés en las historias del día a día de la mesa de redacción de cada uno de los periodistas. Y qué puede resultar de una experiencia creativa, práctica y teórica de cuatro días. Una verdadera inmersión que no sucede a veces, en meses o años de trabajo acumulado y maniático.
Por alguna razón he recordado en Cartagena de indias, las calles de La Habana. Es una similitud que se traduce en la música o quizá en el estado del alma. Quien llega a la Fundación para un nuevo periodismo, debe olvidarse de su pasado reciente y de su futuro próximo, y detenerse.
El maestro Argullol habló de la ambición. Otro tema que trataré de ir deshilvanando. Hasta qué punto los periodistas latinoamericanos vamos más allá de la frontera física. Hasta qué punto estamos dispuestos a arriesgarnos, a ser imprudentes, rebeldes o ir contra la tradición. Hasta qué punto el trabajo en la redacción puede convertirse en un oficio de escritorio, con herramientas de información en google y en Wikipedia.
Yo aguardo y recojo los momentos en los que aparece la literatura en escena. Se habló del periodismo narrativo como una experiencia creativa inmejorable. Crónicas realizadas con tiempo, reportería y oficio.
Es posible que los periodistas amen profundamente lo que hacen. Es posible que valoren el lenguaje, y que les guste escribir y leer.
Pero escribir debe convertirse en una necesidad imperiosa y en un acto de placer. Una especie de melodía. Puedes aprenderte un manual de periodismo, puedes leer todos los manuales de periodismo del mundo, puedes participar en talleres y compartir experiencias en messenger. Si algo nos trajo hasta acá fue una propia búsqueda interior. ¿De qué?
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